ARTÍCULO DE SEGUNDA MANO
En 1906 regresó a Moscú, después de efectuar su primera expedición, con mapas de los desconocidos confines de Siberia. Fue recibido como un héroe, pero su primera reacción fue pedir reconocimiento para quien él consideraba artífice real de la proeza: Dersu Uzala.
El cazador Dersu era un hombre sencillo, capaz de descifrar con prodigiosa intuición los secretos de la taiga un guía que salvó la vida de Arseniev y de sus hombres en varias ocasiones. Mientras, les descubría los caminos que convertían el bosque profundo en un lugar accesible, donde los Ussuri, su pueblo, vivían en armonía con la naturaleza.
Como tributo a Dersu, Vladimir Arseniev escribió las memorias de sus viajes que, además de obra maestra sobre la exploración y la etnografía no científica, son, por encima de todo, un hermoso homenaje a la amistad entre dos espíritus puros y un canto a la naturaleza.